CUANDO ESTABA LEJOS, ÉL YA SABÍA DE MÍ
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Hace unos días me encontraba leyendo el libro de Juan, justo donde Jesús llama a Felipe y a Natanael; me sorprendió un chorro y no pude no identificarme con este segundo personaje, así que decidí compartirlo contigo.
En la historia Jesús se encuentra con Felipe y le dice que lo siga, luego Felipe va en busca de Natanael y le cuenta sobre Jesús, (te recomiendo que leas Juan 1:43-51), tal parece que Natanel toma una actitud bastante apática –sí, aquí es donde me comienzo a identificar con él-, su respuesta fue algo así como “no manches, nada que venga de Nazaret puede ser algo bueno”, aun así Felipe insistió que fuera a ver a Jesús. Cuando iba acercándose a él, Jesús lo vio y le dijo “aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad”, la reacción de Natanael fue “¿de dónde me conoces?”.
La respuesta de Jesús me fascina y aquí es donde quiero que te enfoques:
-“Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto”.
-Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios!” ¡Tú eres el Rey de Israel! –declaró Natanel.
-¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas!
Estos últimos tres diálogos me volaron la cabeza, Jesús ya sabía de Natanael. Natanel antes de encontrarse con Jesús tenía una actitud bastante apática, pero todo cambió cuando Jesús le habló diciéndole que ya lo había visto.
Muchas veces tenemos una actitud bastante apática cuando nos hablan de Jesús, y sabes, es común porque no lo conocemos, porque no sabemos de lo inmenso que es su amor. Natanael cambió completamente su actitud de apatía por una de adoración cuando supo que Jesús ya lo conocía. Hoy quiero decirte que a Jesús no le importa en qué condición estás, él te conoce perfectamente, él ya te tiene en la mira; él ya te encontró, solo espera que lo aceptes. No tienes que intentar ser perfecto, él ya sabe tus debilidades, errores y cuanta cosa se te ocurra; él ya te vio cuando estabas debajo de la higuera, ¡ya te encontró!
Un encuentro con Jesús lo cambia todo y lo mejor es que no termina ahí, Jesús no dice algo como: “ah qué bueno que ya cambiaste tu actitud y creíste en mí, chido”, ¡NO!, Jesús promete mucho más, al final le dice a Natanael que verá cosas aún más grandes. Jesús no solo transforma vidas, sino que les da un propósito y nos quiere utilizar para cosas más grandes que lo que nosotros imaginamos.