A PESAR DE MI YO, ME QUIERE BENDECIR

Estos últimos días he estado pensando en por qué Dios me bendice si no soy ni un cuarto de una persona "buena". No soy la mejor persona, ni soy taaaaaaaaaaan espiritual como quisiera. Por qué a pesar de mis errores y mis fallas, Dios sigue llenándome de bendiciones... y no es que no me pase nada malo en la vida, al contrario, mi vida está muy balanceada en cuanto a días malos y días bueno, sin embargo las cosas buenas que me pasan debo decir que no las merezco.

Es difícil aceptar que Dios quiera bendecirme a pesar de no ser tan buena, porque muchas veces mi actitudes y mis palabras no expresan en lo absoluto, nada bueno. Y no es que no intente hacer cosas buenas o comportarme de una manera que agrade a Dios, al contrario es una lucha que día a día combato contra mi propia carne, sin embargo, como dice Pablo, al final termino por hacer cosas malas. Me he dado cuenta que desde la cosa más pequeña hasta algo muy grande he sido bendecida, y al final siempre termino preguntándole a Dios, ¿por qué a mí?

Y la verdad, la respuesta no la sé, solo he aprendido a ser agradecida con Dios por todo lo que me da, y no solo lo bueno, sino también por cada situación negativa que me permite sacar lo bueno, aprender y que gracias a esas circunstancias moldea mi carácter. He aprendido que Dios quiere bendecirnos aun cuando no somos los mejores, cuando fallamos, cuando nos sumergimos en errores, cuando intentamos una y otra vez hacer lo bueno. Simplemente porque somos sus hijos, porque él es nuestro Aba Padre y nos ama a pesar de todo. Nos ama tanto que decidió volverse hombre y morir por nosotros aun sabiendo que íbamos a cometer errores.

Es cuestión de disfrutar y agradecer las bendiciones de Dios, es cuestión de aceptar que aunque no somos perfectos él nos quiere bendecir. Que no importa el mal día que tengamos, él siempre nos respalda, pues nosotros valemos Jesús para Dios. Y sí, los frutos de una mejor actitud vendrán como fruto del agradecimiento y del disfrutar de nuestro papá, que no seremos perfectos hasta el día en que podamos ver a Jesús cara a cara, por lo pronto en este mundo imperfecto y manchado, Dios nos quiere dar de su misericordia y gracia todos los días.