top of page

EN EL DESIERTO



Normalmente suelo escribir esto para poder animar a otros, para hacerlos sentir que hay personas que también estamos pasando por situaciones difíciles y para recordarnos, incluyéndome a mí misma que Dios siempre tiene el control y que en él hay esperanza.

Te escribo desde mi situación, desde mi sentir y siempre pidiéndole a Dios que me use para poder animar corazones. Esta vez te voy a contar algo bastante personal, pero que te puede animar.


Desde hace algunos meses no ha sido fácil sobrellevar la etapa que estoy viviendo. Y sí, el 2018 en enero lucía glorioso, y con el paso de los meses pareciera que no tanto... la verdad ha habido cambios en mi vida y he tenido que tomar decisiones que por más difíciles que fueran, necesitaba frenar con ciertas cosas en mi vida.

Han pasado cosas muy buenas en lo que va de este año, he tenido la oportunidad de conocer gente maravillosa, gente que me inspira, he visitado lugares hermosos, lugares de paz y he hecho planes para "los siguientes meses", he hecho amigos y he socializado un poco más mientras que de otras personas me he ido alejando, lo tengo que admitir.


Terminé la universidad y me quedé flotando en el limbo de "no sé qué voy a hacer de mi vida ahora". Y por supuesto, como lo mencioné, hice muchos planes de qué hacer y pues aquí me tienen, no he logrado ninguno.


Entonces es ahí donde entro en crisis existencial de no tener idea de qué viene, la frustración de que los planes que tienes no se cumplen, la desmotivación de ya no querer hacer nada, el desánimo del "creo estoy fracasando en esto". Te cuento algo: amo estudiar y siempre he deseado estudiar una maestría, incluso es algo que quería comenzara hacer en cuanto terminara la universidad, pero hace un par de años he sentido super fuerte comenzar a estudiar un poco más sobre la biblia y sobre la vida de Jesús, entonces ahí me tienes buscando institutos bíblicos, escuelas de liderazgo, capacitaciones, etc., y aunque es algo que anhelo, lo sigo orando, pero por una cosa u otra, siento que no es el tiempo aún, pero luego me frustro porque normalmente esas escuelas solo son hasta los 25 años y yo YA VOY PARA LOS 23. OMG. ALGUIEN DETENGA EL TIEMPO.


Sí, el tiempo es otra cosa que me avienta hacia abajo y no me deja avanzar, siento que después de cierta edad ya no podré hacer nada, ya no podré equivocarme, porque si en algún momento puedo hacerlo, es precisamente en la juventud.


Luego veo a mis amigos triunfar en las cosas que se proponen, veo amigas haciéndose novias de su crush, casándose, formando una familia, veo a otros vacacionando en Europa, estudiando al otro lado del mundo, veo a amigos triunfando en su ministerio, activos en la iglesia; veo gente que se va a un instituto bíblico al otro lado de la República, veo a otros tantos que aman incondicionalmente a la gente, siempre tan sonrientes, siendo exitosos en sus trabajos, creando eventos sociales y de ayuda, en fin... no me mal interpretes, esto no es envidia, al contrario, me encanta ver que gente hace y le va bien en cosas que yo no he podido hacer, sin embargo sí me bajonea mucho el estar yo en un espacio donde parece que mis luchas, batallas y logros no son nada y solo estoy flotando en una dimensión donde todo pasa y yo me quedo estancada.


He entregado mis sueños a Dios, he orado, he clamado y estoy en esa etapa en la que Dios está callando conmigo, en la que no me habla, en la que siento que no me escucha y hasta a veces, siento que ni está. No es malo sentir esto, porque aun así sigo confiando en él, no me voy a rendir hasta volver a escuchar su voz, hasta recibir respuesta otra vez, una y otra vez voy a clamar.


Me topé con una foto en instagram con el versículo de Oseas 2:14-15 "A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí. Le devolveré sus viñas y convertiré su desgracia en gran bendición..." Creo que hay etapas en la vida en la cual atravesamos por desiertos, sequías espirituales con un propósito; Dios quiere trabajar con nosotros. Los desiertos son desoladores, tienen un panorama nada alentador y parecen no tener un fin, es bien duro estar parado ahí, justo ahí, en el desierto es donde somos más vulnerables y comenzamos a depender más de Dios y menos de nosotros. Quizá Dios me tiene aquí en esta temporada de mi vida para depender más de él, me ha traído al desierto con cariño para que me vuelva a enamorar de él, para fortalecer mi relación con él, quizá tengo que rendirme y dejar que él guíe mis pases en medio de la sequía, al final del camino me espera con viñas y gran bendición.


Tengo que trabajar con esto día a día, aunque sienta que él no me escucha, probablemente él me escuche más de lo que yo imagino porque estamos solo él y yo en un desierto.


Te animo a seguir adelante, te animo a no darte por vencido en perseverar en una relación con Dios, aprendamos a depender más de él, aunque no lo sientas, aunque no veas una respuesta. Estoy confiada en que el desierto es crudo, pero esto también pasará, hay algo mucho mejor que esto. Duele abrazar una temporada desértica, pero créeme, de esto se aprende más que de una temporada fructífera, aquí se forja carácter, se aprender a no depender del "yo" y se clama como nunca.



















Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2023 hecho por ADAM SCHARF. Orgullosamente creado con Wix.com

bottom of page